domingo, 15 de abril de 2007


e quitabas la faja de la cintura,te arrancabas las sandalias,tirabas tu amplia falda,de algodon,me parece,y te soltabas el nudo que te retenia el pelo en una cola.Tenias la piel erizada y te reias.Estabamos tan proximos que no podiamos vernos,ambos absortos en ese rito urgente,envueltos en calor y olor que haciamos juntos.Me abria paso por tus caminos,mis manos en tu cintura ancabritada y las tuyas impacientes.TE deslizabas,me recorrias,me trepabas,me envolvias con tus piernas invencibles,me decias mil veces ven con los labios sobre los mios.En el instante final teniamos un atisbo de completa soledad,cada uno perdido en su quemante abismo,pero pronto resucitabamos desde el otro lado del fuego para descubrirnos abrazados en el desorden de los almohadones,bajo el mosquitero blanco.Yo te apartaba el cabello para mirarte a los ojos.A veces te sentabas a mi lado,con las piernas recogidas y tu chal de seda sobre un hombro,en el silencio de la noche que apenas comenzaba.Asi te recuerdo,en calma.Tu piensas en palabras,para ti el lenguage es un hilo inagotable que tejes como si la vida se hiciera al contarla.Yo pineso en imagenes congeladas en una fotografia.Sin embargo,esta no esta impresa en una placa,parece dibujada a plumilla,es un recuerdo minucioso y perfecto,de volumenes suaves y colores calidos,renacentista,como una intencion captada sobre un papel granulado o una tela.Es un momento profetico,es toda nuestra existencia,todo lo vivido y por vivir,todas las epocas simultaneas,sin principio ni fin.Desde cierta distancia yo miro ese dibujo,donde tambien estoy yo.Soy espectador y protragonista.Estoy en la penunbra,velado por la bruma de un cortinaje traslucido.Se que soy yo,pero yo soy tambien este que observa desde afuera.Conozco lo que siente el hombre pintado sobre esa cama revuelta,en una habitacion de vigas oscuras y techos de catedral,donde la escena aparece como el fragmentop de una ceremonia antigua.Estoy alli contigo y tambien aqui,en este otro tiempo de la conciencia.En el cuadro la pareja descansa despues de hacer el amor,la piel de ambos brilla humeda.El hombre tiene los ojos cerrados,una mano sobre su pecho y la otra sobre el muslo de ella,en intima complicidad.Para mi esa vision es recurrente e inmutable,nada cambia,siempre es la misma sonrrisa placida del hombre,la misma languidez de la mujer,los mismos pliegues de las sabanas y rincones sombrios del cuarto,siempre la luz de la lampara roza los senos y los pomulos de ella en el mismo angulo y siempre el chal de seda y los cabellos oscuros caen con igual delicadeza.Cada vez que pienso en ti,asi te veo,asi nos veo,detenidos para siempre en este lienzo,invulnerables al deterioro de mala memoria.Puedo recrearme largamente en cada escena,hasta sentir que entro en el espacio del cuadro y ya no soy el que observa,sino el hombre que yace junto a esa mujer.Entonces se rompe la simetrica quietud de la pintura y escucho nuestras voces muy cercanas.-Cuentame un cuanto-te digo-¿como lo quieres?-Cuentame un cuento que no le hayas contado a nadie.
Rolf Carlè

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